De cuadros y fantasmas
25 mayo, 2009 | Pinturas | 30 comentarios
Retrato de Deborah Glen. Hacia 1739
Artista desconocido.
The Abby Aldrich Rockefeller Folk Art Museum. Williamsburg (Virginia)
Lo mejor de escribir un blog es que gracias a él puedes conocer a personas maravillosas que tienen historias maravillosas que contar. Descubrirlas y, además, poder participar de ellas es todo un privilegio.
Hace unos días Chus Cano de El sabor de lo antiguo me habló de una compañera blogger que tenía sobre su cómoda una preciosa lámina y buscaba el nombre y el autor del cuadro original. El blog se llama Quilting en Holanda y es una auténtica maravilla.
El cuadro me pareció precioso pero lamentablemente no lo conocía. No obstante mirándolo detenidamente fui obteniedo pequeñas pistas. En primer lugar el vestido de la joven, con el ceñido corpiño y el escote cuadrado y las mangas a la altura del codo me permitió datarlo en el siglo XVIII con bastante facilidad. Era un punto de partida.
Por otra parte el rico tejido y los minuciosos bordados de la tela dejaban claro que pertenecía a una familia acaudalada. Pero una familia pudiente europea habría recurrido a pintores del estilo de Gainsborough, Reynolds o Fragonard y el aire del cuadro habría sido totalmente distinto: no era una pintura del viejo continente. En el siglo XVIII, en América floreció una ingente cantidad de nuevas fortunas de los emigrantes que cruzaban el Pacífico en busca de una nueva vida y nuevas oportunidades. Estos ricos colonos se sentían muy orgullosos de sí mismos y de su modo de vida y deseaban aparecer en hermosos retratos al estilo de los europeos. Quizás se trataba de una pintura americana aunque el lienzo me recordaba vagamente a Holanda por el predominio del color naranja y por el calzado de la muchacha.
Otra pista importante era la corona de flores que sujetaba la modelo. Normalmente las coronas de este tipo sostenidas por una mujer joven suelen hacer referencia a la castidad de la mujer. Quizás se trataba de un retrato hecho con el motivo de la celebración de una boda cercana.
Partiendo con estas breves ideas me lancé a buscar por internet en páginas de Arte americanas (el cuadro tenía mucho encanto, seguro que si estaba en algún museo éste lo mostraría en su web como de las obras más importantes) y después de un par de horas navegando…¡Lo encontré!
El cuadro es el retrato de una joven llamada Deborah Glen, hija única de un colono miebro de la Compañía Holandesa de West India (de ahí el aire holandés del lienzo). El retrato se pintó el mismo año de su matrimonio con Jonh Sanders, con quien tuvo 11hijos. Pobablemente el cuadro se encargó como un regalo de bodas aunque me inclino más a pensar que su finalidad era permanecer en la casa de los padres de la muchacha para hacer un poco menos dura a sus padres la partida de su única hija.
The Glen-Sanders Mansion, donde vivieron Deborah y su esposo es actualmente un precioso hotel colonial que a menudo es el escenario de bodas y eventos especiales.
Y una misteriosa sorpresa. Muchos dicen haber visto el espíritu de Deborah Glen vagando por la casa. Una mujer joven que sonríe, se gira y desaparece. Sin duda un espíritu bondadoso que guarda la casa y la protege a lo largo de los siglos.
¡Muchas gracias Chus y Carmen por compartir esta historia tan especial!